martes, junio 14, 2005

Pensamientos extraños

Uno de los principales efectos que sobre mi sensible cabeza tienen los examenes es que se me desata la imaginación, normalmente muy bien amordazada. Creo que se aprovecha del enorme esfuerzo mental que me supone la acción de estudiar (no tanto por su dificultad sino más bien por su aburrimiento).

Aunque lejos queda mi experiencia como esquizofrénico durante la selectividad, cuando llegué a oir voces inexistentes en mi craneo (no bromeo, ocurrió la noche antes del examen de filosofía, afortunadamente desaparecieron cuando puse la radio, desde entonces el tío de la Gramola me cae de puta madre).

El otro día, por ejemplo me descubrí en la biblioteca compadeciendo a la increible hembra que tenía delante (se que suena mal, pero hay ciertos momentos en la vida de un hombre en que las mujeres pasan a ser hembras), porque no se podía enrollar consigo misma. Este pensamiento afloró desde mi subconciente como conclusión, me imagino que el proceso mental que siguió mi infra-yo, siempre tan libertino, fué el de:

que tía más buena --> está demasiado buena para mí --> seguro que se puede liar con quien le apetezca --> a mí me apetece liarme con ella --> Si yo fuera ella....POBRE, no se puede liar consigo misma.

Fue uno de esos momentos en la vida en que uno se lo pasa super bien el sólo y se ríe un montón. De hecho no pude evitar una sonrisita que fué inmediaramente captada y correspondida por ella. Al poco me preguntó si podíamos salir a fumar un cigarro, que había venido sola y estaba desesperada con las ecuaciones diferenciales. Salimos y mientras tomabamos café le expliqué hasta las de tercer grado. Treinta y dos minutos después estábamos enrollandonos en plan animal en la alfombra de su salón.

Todo lo escrito en cursiva es obra de mi subconsciente, que por lo que se ve ha vuelto a dominar la situación.... ¡Dios!, a ver si acaban de una puta vez los exámenes.

lunes, junio 06, 2005

Terror en las aulas

Solo hay algo peor que un profesor cabrón: un profesor ignorante.

Como detectarlo:

· La materia que explica parece siempre terriblemente dificil de comprender.

· Su vocabulario está repleto de tecnicismos y es amante de los términos extrangeros, pronunciados siempre con un dudoso pero altisonante acento.

· Cuando un estudiante le expone una cuestión en clase, puede reaccionar de dos formas: A) Se multiplica la abundancia de jerga inescrutable que sale de su boca, ocultando su estupidez bajo kilos de argot. B) Repite con admirable exactitud la expresión que el estudiante no ha entendido, si acaso aumentando algo el tono de voz.

· Si ofrece a sus alumnos un texto escrito, su prosa se caracterizará siempre por exponer las ideas del modo y en el orden más inapropiado para estudiar. Por ejemplo: Cuando el ignorante profesor quiera decir:
" Existen tres periodos en el arte clásico griego: el Jónico, el Dórico y el Corintio, determinados por los motivos en los capiteles de las columnas de los templos",
escribirá:
" Tanto el jónico como el dórico y además el corintio son representantes de distintas confuencias socioculturales, que centradas en los templos constituyeron sendos periodos artísticos en la Grecia antigua conocidos además por la forma y disposición de las columnas (los capiteles)".

· Gusta también de incluir largas listas de expresiones a memorizar para el examen, que luego no son desarrolladas. Carne de chuleta para el indignado estudiante, que tan solo ansía acercarse a la Verdad.

· Suele también preguntarle dudas de forma soslayada al empollón de turno ante nuestras propias narices. "¿Que opinas en este caso, manolito? ¿Se trata de jónico o corintio?". El empollón puede responder aleatoriamente, que siempre será verdad.

Bueno: Ya se me ha quitado el mosqueo por los apuntes de Tecnicas Experimentales de Ecología: Ictiología. Indecentemente escritos por la Dr. Amadora Rodríguez Ruiz.