jueves, diciembre 20, 2007

Piedras y piñas

PIEDRAS
El otro día fui al Ikea y compré piedras. No es broma, las necesitaba para unas historias y las compré, antes que complicarme la vida buscándolas por ahí. No eran unas piedras especiales, simples cantos rodados de los que se encuentran en cualquier playa. 1,5 € cada dos quilos de piedras.
Al día siguiente me dí un paseo por el parque que hay junto a mi trabajo y ví millones de piedras puestas ahí en una explanada, sin nadie vigilándolas ni cámaras ni nada (me sentí muy gilipollas). Toneladas de piedras que podrían suponer millones de euros en el Ikea.

¿Alguien me presta una furgoneta?


PIÑAS
El otro día (que no era el otro, sino otro) me pasé 1,5 horas con mis compañeros del laboratorio viendo piñas por el YouTube. Siempre me había dado un poco de vergüenza, pero la verdad es que los videos de piñas es de las cosas que más me hacen reir del mundo, y eso que soy universitario.
La piña, leche o castañazo espontáneo es la forma de humor esencial, transcultural y primigenia, que activa directamente al núcleo del descojono cerebral sin apena pisar zonas más complejas. Los videos de piñas son fascinantes, adictivos y muy beneficiosos. Yo reclamaría la piñoterapia como terapia para el estrés, la depresión y la desgracia en general.
(Nota: Si escribes piñoterapia en el Word y pulsas Espacio te lo sustituye por hipnoterapia. Déjame vivir, Word, muy mal. ¡Déjanos vivir ya!)