¿Porqué estamos aquí?
Esa es una de las cuatro preguntas que se supone que todo ser humano se ha de plantear, ¿no?. Además de ¿quiénes somos?, ¿de donde venimos?, ¿a donde vamos?... Al final, todas forman parte de una misma pregunta, aunque ésta sea imposible de definir. Esa(s) pregunta(s) siempre tiene(n) un matiz emocional, como una sensación de desasosiego, un no estar satisfecho. Siempre surge(n) cuando nos sentimos pequeñitos, normalmente debajo de un cielo estrellado y esas cosas. Por deformación profesional, tiendo a pensar que esa sensación es la base de nuestro éxito como especie, o incluso de la naturaleza en sí. Ese algo que nos falta obliga a progresar.
A nadie se le escapa que el secreto de la evolución es acumular información. De hecho la vida (en este planeta) está basada en el Carbono por su versatilidad a la hora de acumular información. En las condiciones de presión, temperatura y presencia de agua de
Esteeee, mu bien, por donde ibamos… Ah, sí! La verdad es que este hecho nos llevaría a pensar que en la naturaleza hay una clara apuesta por la complejidad, pero luego nos llevamos una sorpresa a la hora de estudiar
Peeero, realmente hay una apuesta por la complejidad (le he cogido yo ganas a esto de subrayar). Digamos que nosotros somos el I+D+I de
El caso es que la vida tiene un claro objetivo: Acumular información. ¿Porqué?, pues no sé, ¿porqué no?.
Ya llego al final de mi pensamiento…
El caso es que el hombre está claramente en la punta de ese iceberg. No lo puedo negar. Por muy ateo (o más bien agnóstico) que sea, he de reconocer que estamos en la cresta de la ola. Somos el Rolls Royce de la evolución. Ni siquiera eso, si la evolución hiciese coches, nosotros seríamos un avión.
En un pis pás de tiempo en términos evolutivos hemos acumulado ingentes cantidades de información, varios órdenes de magnitud por encima de la información que porta nuestro ADN. Con Internet, hemos creado lo que la naturaleza jamás soñó con crear, un genoma compartido prácticamente infinito, en el que hay instrucciones para todo. Incluso llevamos ya un tiempo estudiando esa naturaleza que nos creó. Somos el fruto de la evolución, y por eso estamos tan desconcertados. Nuestro cerebro nos permite generar información, seleccionarla en función a su utilidad y dejar constancia de ella (como yo estoy haciendo ahora mismo). El principio por el que funcionamos es el mismo que el de la vida, y el “¿quienes somos?” es lo que nos permite seguir avanzando.
Estoy seguro de que la naturaleza, como inteligencia que es (pero muyyyyy lenta y por ello imperceptible para nosotros) se preguntará también quien es, de donde viene y a donde va. Y porqué está aquí.