domingo, julio 19, 2009

Rallada. Y de las serias.

¿Porqué estamos aquí?

Esa es una de las cuatro preguntas que se supone que todo ser humano se ha de plantear, ¿no?. Además de ¿quiénes somos?, ¿de donde venimos?, ¿a donde vamos?... Al final, todas forman parte de una misma pregunta, aunque ésta sea imposible de definir. Esa(s) pregunta(s) siempre tiene(n) un matiz emocional, como una sensación de desasosiego, un no estar satisfecho. Siempre surge(n) cuando nos sentimos pequeñitos, normalmente debajo de un cielo estrellado y esas cosas. Por deformación profesional, tiendo a pensar que esa sensación es la base de nuestro éxito como especie, o incluso de la naturaleza en sí. Ese algo que nos falta obliga a progresar.

A nadie se le escapa que el secreto de la evolución es acumular información. De hecho la vida (en este planeta) está basada en el Carbono por su versatilidad a la hora de acumular información. En las condiciones de presión, temperatura y presencia de agua de la Tierra, nuestro amigo el C puede llegar a generar formas muy enrevesadas, suficientes para que en Química existan dos grandes divisiones, la Orgánica y la Inorgánica. A grandes rasgos la química orgánica se encarga de estudiar al Carbono y su relación con otros elementos, mientras que la inorgánica estudia la relación de todos los demás entre sí (y también con el C). Aunque esta claro que esto es un poco simplista, me he permitido el lujo de hacer una búsqueda en Google: 1.900.000 resultados para “química orgánica” y 1.870.000 para “química inorgánica”. Como el Google siempre manda, podemos decir (un poco arriesgadamente) que el Carbono da que pensar al menos tanto como el resto de los 102 elementos, y por lo tanto, su capacidad para generar información es de dos ordenes de magnitud por encima que los demás…

Esteeee, mu bien, por donde ibamos… Ah, sí! La verdad es que este hecho nos llevaría a pensar que en la naturaleza hay una clara apuesta por la complejidad, pero luego nos llevamos una sorpresa a la hora de estudiar la Vida. Lo cierto es que la mayoría de los organismos vivientes son relativamente simples. En términos de biomasa, los seres pluricelulares somos minoría (y de ellos, los vertebrados estamos muy al final de la campana de gauss). La gran mayoría de la vida en la Tierra está formada por seres unicelulares autónomos.

Peeero, realmente hay una apuesta por la complejidad (le he cogido yo ganas a esto de subrayar). Digamos que nosotros somos el I+D+I de la Vida. Lo cual es lógico si pensamos que lo simple abunda (en general). Por lo mismo que hay más piedras que bichos, hay más bichos sencillos que complejos. Por lo mismo que enciendes la tele y hay basurilla, una de cada 1000 veces encuentras algo interesante.

El caso es que la vida tiene un claro objetivo: Acumular información. ¿Porqué?, pues no sé, ¿porqué no?.

Ya llego al final de mi pensamiento…

El caso es que el hombre está claramente en la punta de ese iceberg. No lo puedo negar. Por muy ateo (o más bien agnóstico) que sea, he de reconocer que estamos en la cresta de la ola. Somos el Rolls Royce de la evolución. Ni siquiera eso, si la evolución hiciese coches, nosotros seríamos un avión.

En un pis pás de tiempo en términos evolutivos hemos acumulado ingentes cantidades de información, varios órdenes de magnitud por encima de la información que porta nuestro ADN. Con Internet, hemos creado lo que la naturaleza jamás soñó con crear, un genoma compartido prácticamente infinito, en el que hay instrucciones para todo. Incluso llevamos ya un tiempo estudiando esa naturaleza que nos creó. Somos el fruto de la evolución, y por eso estamos tan desconcertados. Nuestro cerebro nos permite generar información, seleccionarla en función a su utilidad y dejar constancia de ella (como yo estoy haciendo ahora mismo). El principio por el que funcionamos es el mismo que el de la vida, y el “¿quienes somos?” es lo que nos permite seguir avanzando.

Estoy seguro de que la naturaleza, como inteligencia que es (pero muyyyyy lenta y por ello imperceptible para nosotros) se preguntará también quien es, de donde viene y a donde va. Y porqué está aquí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Pisaverde, es un honor descubrir su rincón cibernético, aunque sea para no estar de acuerdo con su "rallada".

Yo no considero al ser humano como la punta de nada (y mucho menos, de un iceberg); ni siquiera entendemos bien la verdad sobre lo que pasa en nuestro cerebro para que nos hagamos preguntas tan profundas como "¿quiénes somos?".

Por tanto, ¿cómo podemos saber que no hay otra "inteligencia", otra "consciencia" en la naturaleza? ¿Porque creamos la ciencia? ¿Y no es la ciencia una metáfora de la existencia de lo vivo? La naturaleza es y está por sí misma, no porque nosotros creamos darle sentido al estudiarla.

Formamos parte de ella, pero no somos el culmen de nada. Somos una casualidad más...

Joaquín Martín Díaz dijo...

Aquí no se menciona una idea que es la primera que me ha venido a la cabeza al leer tu artículo (y tb. se omite en el primer comentario) y es, ¿significa esto que el sentido único de nuestra existencia es la acumulación de información?

Pues vaya rollo de sentido de la vida, ¿no? Me gustaría pensar que al haber desarrollado una conciencia propia, digamos que nos hemos separado de lo “ortodoxo” dentro de la naturaleza. Efectivamente, una casuística más dentro de ella, pero desde luego con matices que tienden a hacernos diferentes.

Quiero decir que, aún desarrollando el pretendido propósito vital de acumular información, no está intrínsecamente relacionado con nuestra felicidad como cabría esperar (recompensa al trabajo bien hecho).

Estaríamos aquí no solo con el propósito que nuestro anfitrión propone, sino para usar esa información. Es decir, de la interacción con nuestro medio, no solo perseguimos los fines primarios de nutrirnos, reproducirnos sumando a nuestro acervo genético (o cultural) mejoras, sino que también buscamos (yo tb. me apunto al subrayado) objetivos mucho más mundanos, y probablemente con más afán.
Si entendemos a la vida/naturaleza como una sucesión de reacciones químicas con base en el carbono, ¿quién puede decir que tenga una finalidad?
Creo que es una visión sesgada por nuestra propia naturaleza, es decir, como está en nuestros instintos más primarios el luchar por la supervivencia, entendemos que eso es lo que hay que hacer.
Pero creo que la pregunta sobre el sentido de la vida tiene más profundidad que eso, ya que, no se le puede dotar de propósito a una serie de reacciones químicas, por lo menos con el significado que nosotros estamos entendiendo. Sobre todo cuando hemos llegado a un punto en el que la selección natural convencional nos afecta menos (somos aviones y no coches )

En fin, que los que inventaron el “carpe diem” y el “que me quiten lo bailao” no eran tan frívolos como pudiera parecer en un primer momento. Puede que ese sea el fin de la evolución, un momento en el que lo que se busque sea el placer, porque nada importe en el fondo. ;-)

Un abrazo pisaverde

P.D. 1
No me hagáis mucho caso, que estoy en época de estudiar, y eso me vuelve un pesao!!
P.D. 2
Escribe un mail y me cuentas cuando te vas por ahí, no?

Pisaverde dijo...

Bueno bueno, que par de comentarios mas complicados me habeis dejado susios...

Primero respondo a mapki. En tu post entiendo que el hecho de que el ser humano sea inteligente es una casualidad más en la evolución, una forma más de la naturaleza para crear una especie. Al igual que el león tiene una mandíbula enorme para cazar, nosotros tenemos un cerebro enorme para pensar, permitiéndonos sobrevivir ambos órganos a cada especie. En eso estoy de acuerdo. Es el mecanismo base de la evolución, pero en este post, yo pretendo ir más allá y hablo de las implicaciones que tiene la inteligencia humana sobre el aumento de complejidad en la naturaleza.
Con el hombre, la complejidad del concepto de especie se dispara, en el momento en que se empieza a acumular información fuera del genoma. Si un marciano tuviese que estudiar al león, observaría que caza para conseguir energía, copula y duerme, teniendo además unos determinados hábitos y estructura social. En el momento en que estudia al hombre, observará que efectivamente también copula y duerme (y soy el primero que desde aquí apoyo estas dos actividades de nuestra especie), pero por lo demás su vida no tiene nada que ver. Su organización social y actividades varían muchísimo entre regiones e individuos concretos, y para conseguir energía ha formado una compleja red en la que comparte sus recursos a nivel mundial utilizando un ente abstracto llamado dinero. Cuando hablo de la punta del iceberg que ocupa el hombre, me refiero a esto, a la complejidad del hombre como especie.

Ahora respondo a GEO. Creo que no me has pillado bien la idea, yo no hablo de que el sentido de la vida sea la acumulación de información, sino que la acumulación de información es un producto ventajoso que el hombre obtiene al preguntarse por el sentido de la vida. No pretendo responder a esta eterna pregunta, ni establecer ninguna finalidad a nuestra especie, ¡Dios me libre! –nunca mejor dicho-, sino llamar la atención sobre los efectos que de hecho tiene esta pregunta sobre nosotros. Pretendo definir esta inquietud como el motor que genera información en nuestra cabeza. Gracias a esta DUDA como prioridad en nuestro cerebro, comenzamos a urgar en nuestros cuerpos y desarrollamos la medicina, nos planteamos que la tierra fuese redoda, lo comprobamos y de paso descubrimos América, etc…
Encontrar la respuesta a esta pregunta (de haberla) es otra historia bastante más complicada.

Joaquín Martín Díaz dijo...

Tienes razón entonces, pero quizás le hubiera llamado "curiosidad".
Más genérico que las concreciones "sentido de la vida" o "preguntas trascendentales bajo las estrellas".
Tu sabes que soy un triste práctico y el "romanticismo" literario tiende a confundirme! ;-)

En cualquier caso por mucho Interné que tengamos, las preguntas sin respuestas seguirán sucediéndose (y no necesariamente después de responder a las anteriores).

Tampoco sé si eso nos hace mejores como especie (que es a lo que creo que Mapki dice). Personalmente me encuentro muy cómodo siendo bípedo, mamífero y sapiens-bis; pero ¿me hace eso mejor que a una cucaracha si a alguien se le ocurre cortarme la cabeza?
No quiero cuestionar que nuestra adaptabilidad y preponderancia sobre el resto de las especies. Eso es evidente, como lo es también que lo logramos en gran parte gracias a la acumulación de información y su aplicación práctica.
Pero, sabiendo que somos el organismo más complejo y capaz de la evolución (que sepamos), lo que quería poner de manifiesto es que estamos muy lejos de ser perfectos. Que siendo parte de la naturaleza, somos parte de su búsqueda por la respuesta.
Y me preocupa mucho que nos extingamos antes de descubrir que no podemos vivir ajenos al medio ambiente que nos rodea.

Por eso digo que quizás eso del copular y el dormir no está del todo mal teniendo en cuenta que no reducen demasiado nuestras probabilidades de desaparecer como lo hacen otras actividades (si lo hacemos con mesura, claro) ;-)

Anónimo dijo...

Todo es muy interesante, señores blogueros; especialmente en lo de la pareja de actividades básicas, prácticas, útiles y reconfortantes de ésta, nuestra especie.

Seamos más o menos interesantes evolutivamente, lo que siento, más que pienso, más importante es que "somos", por muchas razones o por unas pocas; signifique eso lo que signifique. Y "estamos", aquí y ahora, escribiendo, trabajando, o pasándolo "teta" con las "actividades básicas".

Por la profundidad y elocuencia de vuestras controversias, poco puedo añadir.

¡Un Abrazo!

Pisaverde dijo...

Pos eso.
3 anotaciones:

1) Habría que definir "éxito como especie", ya que en términos de biomasa (masa total de una especie) y duración en el tiempo, cualquier microorganismo nos da mil vueltas. Por muy bien que le vaya a la especie humana, las posibilidades de que duremos millones de años como hacen las bacterias son muy escasas.

2) Mi teoría (que acepto como discutible) es que la curiosidad del género humano está originada desde un principio por el "quienes somos". Una posible prueba de esto es que los primeros testimonios de nuestra especie como pensante son siempre de caracter religioso (templos megalíticos, pinturas rupestres).

3) Como seres desamparados que somos, siempre nos quedará la cama y todas sus ventajas.

Siempre es un placer generar discusiones :)

Pisaverde dijo...

AL que le haya gustado la idea de este post, que se lea "The singularity is near", de Raymond Kurzweil