lunes, enero 16, 2006

Nuevas revelaciones de Lo Absurdo

Hoy el post es largo, pero no un coñazo (como el anterior).

Parece mentira, pero en este insólito mundo en el que vivimos, en el que desde hace unos (pocos) lustros obtenemos energía rompiendo nucleos atómicos como quien casca nueces o leemos e intercambiamos los genes de varios organismos como quien colecciona estampitas, queden algunos problemas por resolver, que curiosamente han estado ahí toda la Historia y nadie ha osado meterles mano.

He de decir además, que mientras más tradicional es un problema, mayor reticencia hay a resolverlo. Como si en el fondo nos gustase estar puteados con algunas cosas porque es de toda la vida.

La cama. Qué enormisimo cúmulo de problemas cotidianos.



·Para empezar: hay que hacerla todos los dias. Lo cual implica en caso de suerte tan solo estirar, doblar, remeter y cubrir. Pero como hayas pasado mala noche se complica la cosa: Sacar, estirar, sacudir, poner, cuadrar, sacudir, poner encima, cuadrar, doblar, remeter, cubrir. Y todo esto suponiendo que tengas esquineras elásticas en la sabana interior, que si no, añade tres o cuatro pasos más al protocolo anterior.
A saber lo que se ha quedado sin inventar Einstein por perder el tiempo haciéndose todos los días la cama (porque como todos sabemos un alemán nunca permite que otra persona le haga la cama).

·Después está el tema de la regulación de la temperatura. Podría atreverme a asegurar que el 70% de los resfriados invernales se deben a las malas propiedades termorreguladoras de una cama estandar. En cuanto la temperatura ambiental sobrepasa el máximo permitido por la cama, inevitablemente nos destaparemos bañados en sudor, e ipso facto nos resfriaremos, como me sucedió a mí ayer.
Es realmente un problema sin solución posible tal y como está diseñada una cama.
Y sin embargo,cuando nos despertemos acarrados, desayunaremos con leche que ha sido calentada exactamente durante 2 segundos a 150ºC y vuelta a enfriar justo después a 4 ºC (UHT) para no perder sus propiedades. Se le queda a uno una cara de tonto...


Al igual que la cama, otro invento que parece no resolver el problema para el que ha sido diseñado es el paraguas. Me da igual que lo hayan inventado los chinos alrededor del siglo II. Unos listillos los chinos, pero con esto la cagaron y lo peor es que transmitieron la cagada a Occidente.
Se supone que el fundamento físico de un paraguas consiste en que al ponérselo uno encima le protege del agua. Primero relataré una serie de graves inconvenientes de este objeto y luego demostraré su práctica inutilidad en el 90% de las ocasiones.

·Inutiliza una mano. Si algo ha impulsado enormemente la evolución del hombre es el hecho de poder andar y tener las manos libres. Bueno, pues llega el homo sapiens y se carga esta propiedad que ha costado millones de años de muertes de antecesores inocentes. Muy bonito.

·Es profundamente insolidario. Al igual que la energía ni se crea ni se destruye, la gota de agua que cae no desaparece al chocar con nuestro paraguas, sino que viaja a lo largo de uno de los 8 canalillos, uniendose a otras gotas, para acabar en el cuello de la camisa de algún incauto que quede en nuestra nociva periferia.

·¡Atrae a los rayos!. Solo con esta razón valdría para que queme usted todos sus paraguas y los de sus seres queridos.

·Por último: No resuelve el problema. Ya que sólo lo haría en las ideales condiciones de la lluvia cayendo perfectamente vertical, lo cual no ocurre casi nunca, porque lo típico en la lluvia es que curse con viento (al menos en donde yo he vivido), dejándonos vendidos de cintura para abajo. Bueno, y como haga demasiado, te puede pasar como al amigo Bush aquí abajo. Al final nos protejemos lo mismo con un chubasquero, más solidario, manejable y seguro.





En fin, es suficiente por hoy, pero reflexione con mis palabras...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres muy grande...sigue deleitándonos con tus historias.