A continuación me limito a transcribir una columna leida en la pag. 54 del Magacine de El Mundo del pasado domingo:
"A mediados del siglo XVIII y, por supuesto, entre la altísima -y aburridísima, al parecer- sociedad, no eras nadie si no tenías una ermita en el jardín. Sin embargo, la extravagancia no estaba copleta si, además, no tenías un ermitaño dentro de ella.
Fue por esas fechas cuando Lord Cobham publicó en la prensa londinense un anuncio donde solicitaba hermitaño. Buscaba a alguien dispuesto a servir durante 7 años en su ermita. Le proveería de Biblia, lentes, alfombrilla para los pies, almohada, reloj de arena, agua y, por supuesto, comida. Por su parte, el ermitaño se comprometería a llevar siempre una piel de camello y a no cortarse jamás el pelo, la barba o las uñas. Tampoco le dirigiría una palabra a nadie ni vagaría fuera de los límites de la propiedad. Radical". Pozi.
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2 comentarios:
¿Te conformarías con una ermitaña? Saludos desde México, Pisaverde.
Hola:
Aqui un ermitaño.
Te cito
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