Te puedes cubrir con tu pensamiento,
pero todavía te hiere la belleza.
Puedes bucear en un frenesí de razones,
vomitando conclusiones maleables y sedantes.
Puedes atarte con cadenas a la Lógica,
pero aún sollozas con un canto en la soledad.
Tienes las manos hundidas en el barro.
Si te levantas, tienes vértigo.
Si caminas, te estás cayendo,
y las lágrimas no te dejan encontrar tu bandera.
Ahogado pero sediento.
viernes, enero 28, 2005
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