Diría feliz año, impregnado de este inevitable positivismo inocentón que se nos adhiere a todos en estos días.
Pero el tiempo en realidad no nos hace mucho caso. Nada en lo que nos rodea parece inmutarse año tras año en las primeras (o últimas) campanadas. No se echan los cojos a andar, ni deja de nevar en el pueblo aislado.
Pero nosostros venga a celebrar años, y dale. Quizas porque por un momento necesitamos sentirnos unidos.
Como en la canción de Mecano.
Como en la novena de Beethoven.
La Humanidad insubordinandose al paso del tiempo. Una humanidad viva, que celebra su existencia, con voces, sudor y movimienro, sin ningun objetivo concreto.
Feliz año nuevo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
A mi no se me adhiere ningun positivismo
inocenton :P.
Saludos.
Y haces muy bien. Ahora sólo tienes que evitar en negativismo retorcido y serás un tipo muy equilibrado.
Bonito blog. Interesante lo del sueño
Publicar un comentario